Es común notar un antojo por el azúcar después de pasar por un resfriado. Este impulso se debe a la necesidad de energía extra para que el cuerpo pueda recuperarse eficazmente. Durante un resfriado, nuestro organismo trabaja arduamente para combatir el virus, lo que agota nuestras reservas energéticas.
Al necesitar reabastecerse, el azúcar actúa como una fuente rápida de energía necesaria para revitalizar nuestras funciones corporales habituales y completar el proceso de recuperación.